El 2020 será un año difícil de olvidar y se perfila como
uno de los años que marcará la vida de grandes y chicos. Ya el número de muertos
a nivel mundial, se ubica casi en el millón de personas, el número de contagiados supera la barrera de los 25 millones. Los sistemas sanitarios de
grandes potencias han colapsado, los sistemas económicos están en recepción y
los sistemas educativos de muchos países han quedado suspendidos.
En la República Dominicana, el COVID-19 ha dejado en
remojo el sistema educativo deficiente y la poca preparación a nivel del uso de
las TIC´s (Tecnologías de Información y Comunicaciones) que poseemos y deja en
clara evidencia y vergüenza a los distintos ministros educativos que se mofaban
y se llenaban de orgullo al hablar de “República Digital".
Estos anuncios, publicaciones sobre avances tecnológicos,
no son más que simples alucinaciones, con el fin de venderle a la población en
qué se está invirtiendo el 4% del PIB destinado para educación y tratar de
salvar un sistema educativo que está desfasado, poco práctico, muy teórico y memorístico.
El COVID-19 nos va a dejar grandes problemas económicos,
emocionales y sociales, pero también nos va a dejar un diagnóstico de las
debilidades que tenemos en nuestro sistema educativo, la cual es un punto de
partida y una excelente oportunidad para actualizarlo acorde a los tiempos, ya que se quedó en el pasado.
Debemos incluir en el currículo dominicano competencias digitales, enseñar a los alumnos el uso correcto de las herramientas tecnológicas, redes sociales y los motores de búsquedas, debemos enseñarle la utilidad que puede tener las tecnologías en su ambiente cotidiano.
Con la incorporación de
las tecnologías en el currículo educativo, podremos enseñarle a nuestros
estudiantes a más que encender o apagar un computador o simplemente poner un
vídeo de música en YouTube, podríamos enseñarle el desarrollo de aplicaciones,
a buscar las condiciones del clima, trasporte, empleos online, entre otras herramientas
disponibles en las TIC´s.
